A pesar de que no fueron los primeros, es incontestable el peso que tuvo el acto de crear por parte de Yacht Club Games el juego Shovel Knight, de cara a lo que vendríamos a llamar “neo retro”: juegos que con unos usos y maneras parecidas a las de antaño funcionan en máquinas actuales, y de paso actualizan algunos conceptos jugables, algo que ya había hecho anteriormente Capcom con Mega Man 9 y algún otro más.
Uno de esos estudios que se adelantó a los desarrolladores de California fue Tribute Games, los canadienses que en 2010 ya habían realizado la primera versión de Ninja Senki, del que hablamos en su momento. Desde entonces Tribute Games ha realizado juegos de este estilo, a veces con mayor presupuesto, como Mercenary Kings, que incluso contó con el afamado Paul Robertson entre los artistas contratados para su realización. Pero en general, se han mantenido en un perfil más bajo, con juegos bastante menores como el interesante Wizorb o el sencillo Curses ‘n Chaos, a los que hay que añadir el notable Flinthook.
Ahora, y tras unos cuantos años de trabajo (y unas cuantas ferias de promoción) vuelven a la carga con este Panzer Paladin, un juego con el que vuelven a realizar una obra que podría parecer salida de las entrañas de Yacht Club Games. Acción 2D con mechas que recoge un montón de influencias de juegos antiguos (principalmente juegos de NES) y las actualiza para llevarlas a las plataformas actuales.
Un genial homenaje a los juegos de 8 bitsVenir de Tragamonedas Gratis Online
La historia detrás de Panzer Paladin no tiene demasiada complicación. La humanidad se enfrenta a un hecho sorprendente: del cielo han caído todo tipo de espadas y otras armas contundentes que de paso han abierto una brecha por la que se ha colado un ejército de demonios.
Contra ello la humanidad decide emplear a su más poderoso robot, llamado Grit, que pilotado por Flame, la cyborg que hace las veces de protagonista, se lanza contra los malvados demonios en una pantalla de selección de nivel que puede recordar perfectamente a lo visto en un Mega Man de los clásicos o los Shinobi de Game Gear.
Una vez nos ponemos en faena veremos que Panzer Paladin coge muchas cosas de un montón de juegos de finales de los 80. El desarrollo de las fases se parece bastante a Rastan, pero teniendo en cuenta que ahora somos un enorme robot que se maneja bastante bien con todo tipo de armas contundentes (espadas, mazas, lanzas ), y con cierta mezcla con los primeros Castlevania. Cuenta con la mecánica de saltar hacia abajo y rebotar que tenía Patoaventuras (y posteriormente Shovel Knight, y sí, entre las armas contundentes también nos podemos encontrar una pala). Nada más superar la fase prólogo tendremos que elegir entre 10 países para posteriormente seguir avanzando, y cada vez que acabemos una de esas fases podremos gastar las armas que tengamos almacenadas en que nuestro Grit tenga más energía.
El tema de las armas es uno de los puntos más interesantes del juego. Grit empieza la partida desarmado, pero al poco tiempo se encontrará un enemigo que si tiene un arma en su poder. Al golpearle no sólo lo derrotamos, sino que dejará caer un arma. La cogemos, y cada arma tiene unas características como tamaño, aguante o habilidad especial (una especie de magia que tiene cada arma cuando la destruimos, y allí podemos encontrar desde la posibilidad de devolver golpes hasta el hecho de que nos recuperen energía u otro tipo de ataques). Porque sí, en este juego las armas aguantan un número de golpes, y cuando se acabe esa “vida del arma”, se destruirán. De vez en cuando se nos pedirá que usemos un arma para cosas, como por ejemplo, guardar la partida, pero la parte positiva es que a lo largo de los niveles podremos conseguir una gran cantidad de armas, de manera que no es demasiado problemático deshacerse de la que menos nos guste, y seguir nuestro avance.
Otro punto interesante a comentar es la variedad de movimientos que tiene Grit. Además de atacar, saltar y como hemos dicho antes, poder atacar hacia abajo, Grit puede lanzar el arma (con lo que también la perdemos) , hacer una especie de esquiva, cubrirse con el escudo, y uno de los movimientos más interesantes es una especie de ataque hacia arriba que a la vez sirve como de doble salto. Gracias a todo este despliegue de movimientos Grit se convierte en un robot mucho más ágil y capaz de lo que pueda parecer al principio. Pero, en otro guiño a otro clásico de los 8 bits como es Blaster Master, Flame puede salir de Grit, de manera que se puede meter por zonas donde no llegue el gigantesco Robot, y armada con su látigo puede derrotar a enemigos o colgarse de argollas, y así alcanzar unas zonas donde poder invocar de nuevo a Grit para continuar el avance.
Además, a lo largo y ancho del juego éste se siente con un punto justo de dificultad. Al llevar un robot enorme que aguanta bastante daño cualquier jugador avezado tendrá la oportunidad de aprender lo que pase a lo largo de un nivel. Pero cuando se llega a los grandes enfrentamientos con los jefes finales, que también aguantan una buena cantidad de daño, podremos aprender patrones, puntos débiles y maneras de poder ir bajando su barra de vida antes de que hagan lo propio con la nuestra.Venir de Tragamonedas Gratis Online
Por si todo esto fuera poco, cuenta con varios modos extra que alargan notablemente su vida útil para quien no tenga suficiente con el modo normal. Hay un modo taller que nos permite retocar o crear nuestras propias armas, mientras que una vez hayamos acabado el juego (y hay varios finales) podremos atacar un modo “nueva partida” con los niveles ligeramente cambiados, además de otras opciones que se irán desbloqueando conforme avancemos en el juego.
Visualmente tiene el mismo problema que tiene cualquier juego que tenga como objetivo homenajear a la 8 bits de Nintendo: su paleta de colores no era la más agraciada entonces, y ahora mismo la situación es peor aún. Pero en este caso hay que decir que han hecho un trabajo muy meritorio, saltándose algunas limitaciones cuando lo han considerado, de manera que si, el juego parece de NES, pero tiene escenas animadas entre fases, en determinados momentos veremos personajes o efectos imposibles de ver en una consola que, recordemos, nació en 1983, y en general todos los enemigos, escenarios o efectos del juego están realizados con mucho mimo, algo normal viniendo de Tribute Games que, hasta la fecha, ha cuidado a nivel visual todos sus productos.
Algo parecido ocurre a nivel sonoro, donde en este caso hay pocas sorpresas porque oiremos animadas melodías que son diferentes en cada fase, lo cual dada la cantidad de niveles es una variedad notablemente alta, además que en algún momento también han tenido a bien separarse de las las limitaciones impuestas por la fidelidad al estilo NES, de manera que por ejemplo, la introducción o tema principal tiene una versión a cargo de la banda de rock Power Glove (como el periférico de la NES) bastante potente. Los sonidos hay que decir que no salen demasiado de la norma de la 8 bits de Nintendo, mientras que es un detalle que los no demasiados textos que tiene el juego están traducidos al español (a pesar de que la página de alguno de los sistemas de descarga esté completamente en inglés).
Conclusiones
Panzer Paladin es uno de los mejores juegos de estilo neo retro que se han hecho jamás, usando de base las limitaciones de la Nintendo Entertainment System o Famicom, y de hecho de vez en cuando (pocas veces) prefieren saltárselos en pos de una mayor espectacularidad tanto visual como sonora. Por lo demás, es un título perfectamente balanceado, con personajes carismáticos, un montón de posibilidades, y que sería precioso que tuviera secuela o nuevas continuaciones que lo acercasen más a las posibilidades de los dispositivos actuales (algo complicado dada la trayectoria de sus desarrolladores).
Hemos realizado este análisis en su versión de PC con un código que nos ha proporcionado Tribute Games.